Día de culpabilidad maternal

Hoy me acuesto con un pellizquito en el corazón y un elefante en la tripa (como dice el libro de No te vayas que reseñé hace poco) y es que no he sabido llevar bien las cosas hoy, emocionalmente hablando, con mi ratona.

A punto de cumplir los 4 años no puedo decir que mi niña sea mala. No, no lo es. Es más buena que el pan, tiene un corazón de oro, empática 100% y muy, muy cariñosa. Pero como todos los niños, pasa por épocas peores de berrinches, cuando se cansa se obceca y no sabe como salir del bucle.

Mujer sentada en unos escalones de colores. No se le ve la cara ya que se tapa con las manos la cara, y le tapa también el pelo.
Foto tomada de Internet

Desde hace dos semanas, en casa estamos algo más tenso por cuestiones de salud familiar, en este caso el abuelo. Así que es verdad que estamos más preocupados, algo más tensos e intentando llegar a todo sin olvidarnos de nada.

El caso es que hoy hemos entrado al colegio normal, contenta, con ganas, pero... el salir de clase ha sido apoteósico. Se que cuando llueve y los niños no desfogan en el recreo, lo llevan mal y están malhumorados, pero es que la que ha salido de clase no es mi hija. Empezó a quejarse de todo, a pedir, a montar pifostios por todo... Y yo estuve sorteando las minas hasta que ya no pude más y empecé a acumular sentimientos hasta pisar una de esas minas y estallar.

Volví a recuperar mi ser cuando llegamos al coche. Me disculpé, ella se disculpó, nos dimos un abrazo y empecé de cero. Pero volvió a su bucle de quejas, berrinches y pataletas por todo y nada.

Los lunes no puede dormir la siesta porque tiene Taekwondo. Supongo que todo se hubiera arreglado si yo, siendo más inteligente, la hubiera dejado durmiendo la siesta y que no hubiera ido a extraescolar. Pero tenía que hacer papeles para los abuelos, escanear esos papeles, mandarlos a hospitales, etc.. y con la peque es más difícil. Así que para allá que fue a terminar de desfogar lo que no había podido hacer en clase. Claro que cuanto más desfoga, más se cansa....

Así que cuando llegó de Taekwondo no era una niña, era un terremoto emocional. Se vino un vecinito 2 años más pequeño a jugar y aquello fue una batalla campal donde mi hija llegó hasta empujarle. Unas rabietas hermosas que no recordaba desde hacía ya tiempo. 

Dios. A las 19.30 ya estábamos en la ducha, no sin antes tener bastantes problemas. Ahí perdí ya la poca paciencia que tenía y me costó sudor y lágrimas no coger la puerta e irme para no perder los pocos papeles que me quedaban.

Cuando conseguí contar hasta 100, empezamos a hablar más calmadas y le conté todo lo que me pasaba y por qué estaba tan enfadada. Le dije que la quería, pero que no me gustaba cuando se ponía así, cuando no escuchaba ni nos prestaba atención, cuando se negaba a todo, cuando desobedecía y pegaba (aunque fuera a los cojines). Que entendía que estuviera cansada, pero que yo también lo estaba y así no íbamos a arreglar nada.
Le pregunté si me quería, y me dijo que sí, y le pregunté si le gustaba verme enfadada y me dijo que no. Pues le dije que justo eso mismo me pasa a mí cuando la veo "rabiosa" (le decimos así por el libro de Moncho Rabioso, que algún día reseñaré).
El caso es que conseguí que se calmara y saliera del bucle, nos duchamos, cenamos, nos lavamos los dientes y se acostó.

Pero yo me siento una mierda. Siento que he perdido hoy muchas veces los papeles, que he llegado a amenazarla sin cumpleaños cuando podía haber empezado a hablarle como lo hice al final. Hoy me siento muy culpable y me voy con el corazón encogido a la cama, aunque me ha dado muchos besos y me ha perdido perdón igual que se lo he pedido yo a ella.
No es justo que yo que tengo 40 años, pierda los papeles ante una niña de 4. Debería conseguir tener más paciencia, saber usar esas herramientas que tan maravillosamente he ido aprendiendo de las clases de padres, de la disciplina positiva (eso que hoy me he pasado por el forro), de Alvaro Bilbao... NADA. NO HE RECORDADO NADA.  Solo me ponía más y más nerviosa y agobiada al ver que nada de lo que hacía podía enganchar con ella y calmarla.

En fin.. espero que mañana sea un mejor día. Hoy dejo aquí todo este pensamiento para ayudar a sacarlo de mi cabeza. Se que las hormonas también están jugando conmigo ya que estoy en pleno SPM. Pero debería ser más fuerte que ellas.

Buenas noches y siento esta entrada. Hoy no ha sido un gran día y necesitaba vomitar toda la frustración en estas lineas. Gracias por leerme.

5 comentarios:

  1. Yo te entiendo a las mil maravillas, y me pasa casi todos los días con mis hijos, porque la verdad es que no me dotaron de mucha paciencia. Así que ánimo, que es muy normal perder los papeles, y no una, sino más de una vez. Un abrazo muy fuerte.

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  2. Es normal que puedas tener un mal día,eres humana y como tal por muchas cosas que hayas aprendido para calmarte también tienes que explotar por algún lado de tanto acumular así que para nada te preocupes,veras como mañana ves las cosas de otra manera ¡Animo y descansa! que eso siempre viene bien ^^

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    1. A ver si logro hoy descansar a fondo, que ayer encima tuve insomnio. Esto del Sindrome pre menstrual va a acabar conmigo.

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  3. Se pasa mal, yo como padre lo entiendo. A veces me pilla con paciencia y todo bien, a veces no y me enfado. De buenas si le da un berrinche me lo pongo al hombro con la cabeza para abajo y al momento está riendo.

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