Las rabietas no son otra cosa que la reacción de los pequeños a algo que no pueden conseguir, ya sea porque se lo negamos o porque no pueden comunicarse con nosotros y hacerse entender. Normalmente se da a partir de los 2 años (o incluso antes dependiendo de la madurez del niño) que son cuando más terribles se ponen, dicen los entendidos que es porque no saben comunicarse y ya tienen la percepción de sí mismos y de lo que quieren, pero no significa que se quiten mágicamente cuando el niño aprende hablar… que va… Pueden durar hasta incluso entrados los 6 años.
Digamos que es como una reacción a la frustración. Se sienten frustrados y lo expresan de la única forma que saben, llorando a moco tendido, tirándose al suelo, rompiendo cosas o incluso pegando o autolastimándose.
¿Qué padre no se ha sentido con ganas de que le tragase la tierra cuando el niño ha empezado a montar los dramas que arman? Porque aunque en casa también se dan, las rabietas son proporcionales a la cantidad de personas que haya. Mientras más personas, más rabietas.
No tengo una varita mágica, ni el truco infalible, ni la herramienta perfecta para acabar con ellas, la verdad. Os puedo comentar que es lo que, cuando más pequeña, le funcionaba a mi ratona, pero poco más. Cuando estaba en plena aDoslescencia, servía mucho distraerla: anda miraaaaa, un perrooo!! O no puedes tener el mando a distancia pero miraaa que chulooo, un servilletero. Por poner ejemplos.
Ahora de mayor, intento usar varias técnicas que he mezclado llegando a algo propio, cogidas de Alvaro Bilbao y de Disciplina positiva:
1. Empatizar y darle nombre a la emoción que siente el niño: Estás enfadada porque mamá no te ha dado el mando a distancia, ¿verdad? Lo entiendo.
2. Luego decirle el por qué no: Lo siento pero no puedes saltar encima del sofá porque te puedes caer y hacerte daño.
3. Y acompañar. Es decir, quedarte con él hasta que se empiece a calmar y entonces hablar con él y decir que se puede hacer: no puedes saltar en el sofá peeeero, si podemos saltar en el suelo. Saltamos alto las dos juntas???
Esto sería lo bucólico, lo ideal, lo maravilloso. Pero ni todos los niños son iguales, ni la paciencia de los padres es igual todos los días, a todas las horas y todos los minutos.
En Moncho Rabioso, Gracia, usa la distracción por parte de familiares y allegados de Moncho para pararles esas rabietas y hacerle ver cómo te ven desde fuera cuando estás en una de ellas. Digamos que esos allegados se ponen de acuerdo todos en "saltar con la rabieta" antes que él haciendo igual que hace Moncho. Se tiran al suelo y hacen lo mismo. Moncho se sorprende y siente algo de vergüenza al verlos así. Tiene un final que gusta a los padres, evidentemente. Y a los niños les hace recapacitar.
Sobre todo el libro hace incisión en que aunque los queremos mucho, siempre y en todo momento, hay veces que no nos gusta como se están comportando. En mi caso me sirvió con mi hija hace poco. En plena rabieta, le pregunté si me quería, y ella me dijo que sí. Y le pregunté si le gustaba verme enfadada y me dijo que no, que no quería verme enfadada nunca. Pues le comenté que es lo mismo que me ocurre a mi, que yo la quiero muchísimo pero no me gusta verla de esa manera cuando ya sabe hablar, expresarse y decirme qué le ocurre.
En fin… ojalá todo fuera fácil a la hora de educar a nuestros hijos pero cada día es diferente, y nuestra paciencia es una jarra que hay que saber llenar cuando está vacía.
Me ha gustado mucho el mensaje que transmite el libro. Como indicas, la veo como una herrmienta interesante para todos. Así que tomo nota por si conozco a alguien con el problema, de pasarle tu entrada ;D
ResponderEliminar¡Un abrazo!
P.D. Soy Vanessa. Que este ordenador no sé porqué ha cogido ahora la cuenta del podcast... y no hay manera de poder comentar con la normal U_U
Jajajajjaja, te tengo fichada. Muchas gracias por pasarte. Un besazo!
EliminarAys, las rabietas... Paciencia infinita hay que tener con ellas. Pero a veces no se tiene... Me hubiera venido bien este libro cuando mi hija era pequeña... Aunque ahora de adolescente también las coge y son hasta peores...
ResponderEliminarBesotes!!!
Jajajjaja, eso, tu dando animos. Dime que se acabaaaaaan. Besotes
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